sábado, 11 de julio de 2009

Ruta del Western en BTT (Cabo de Gata, Almería)

Como el pasado fin de semana no podía ir al pueblo, decidí marcarme una "ruta del Spaguetti Western" de dos días y una noche por el interior del Cabo de Gata.

El sábado, me marqué cerca de 70 kms (Boca de los Frailes - Los Escullos - Rodalquilar - Cortijo del Fraile - Los Albaricoques - Rodalquilar - Los Escullos - San José).


Llegué en bus a la Boca de los Frailes desde Almería sobre las 3 de la tarde y enseguida me puse en camino hacia Los Escullos y Rodalquilar. El calor se hizo notar ya en el primer par de kilómetros, pero la primera parada importante la realicé en Rodalquilar, en un barecillo junto a la iglesia. Con todo el agua que bebí allí compensé la subida al Mirador de la Amatista (no paré en la Isleta del Moro, como hago casi siempre, simplemente porque en esos momentos no sabía cuánto me llevaría llegar al Cortijo del Fraile bajo aquél sol abrasador).
Una vez recuperado el 80% del agua de mi organismo, tomé rumbo al Cortijo del Fraile, pero sin tener claro aún a dónde ir tras llegar allí, ya que el calor apretaba incluso más que antes debido a la falta de viento. La verdad es que me da cierta pena ver el estado en el que está el lugar, con lo bien que se ve en "El bueno, el feo y el malo"...
Finalmente, y tras la sesión de fotos pertinente , me vi con fuerzas para llegar a Los Albaricoques. Una vez allí, recorrí diversos escenarios, como la era del mítico duelo final de "La muerte tenía un precio" o las salidas y entradas a "Aguas Calientes", el pueblo ficticio de la misma película. Una vez saciada mi curiosidad, y siguiendo los pasos de Clint Eastwood y Sergio Leone, volví sobre mis pasos hacia Rodalquilar, esta vez cogiendo otro camino distinto al que había tomado desde el cortiijo del Fraile.
Al volver a Rodalquilar, me planteé ir a Las Negras, pues allí pasé varios veranos cuando niño, pero, debido a que aquéllas carreteras no son muy de fiar un sábado por la noche, deseché la idea y me dirigí hacia San José por el mismo trazado (Los Escullos-Boca de los Frailes) que había tomado en la ida.
Una vez en San José, me alojé en el albergue, compartiendo habitación con 3 alemanas de muy buen ver (nada mejor tras un día duro y agotador). Tras dejar todo listo, fui a darme un baño en la playa y me topé con una reunión de senderistas, con su música y todo. Sobre las 10 de la noche, volví a coger la bicicleta y me dirigí a la Playa de los Genoveses para hacer unas cuantas fotos nocturnas. Una vez allí, conocí a una pareja de ingleses que llevaban mes y medio dando la vuelta a España con un furgón Volkswaggen con más de 30 años. La verdad es que me arrepentí de haber pagado ya la noche en el albergue y no poder quedarme a dormir en la playa... Pero, con 3 alemanas en la misma habitación que tú, a ver quién era el tonto que no volvía...
Al final, charlando en inglés con éstas, nos dormimos hacia las 3 de la mañana...


El domingo recorrí los 44'25 kms entre San José y Almería, parándome en cada cala que pillaba de paso.

El despertador sonó a las 7'30..., pero me levanté una hora y cuarto más tarde. A las 9, ya estaba desayunado y listo para comenzar el día. La primera parada fue la Playa de los Genoveses. El agua estaba tan cristalina y con tan buena temperatura que no pude evitar darme un baño. Me encanta eso de poder andar hacia el fondo sin que el agua no llegue a cubrirte por completo.
Tras unas buenas fotografías panorámicas, continué la marcha hasta la cala de Mónsul y su playa, donde, a pesar de no ser aún ni las 10'30, ya estaba llena de gente (¿acaso duermen allí con las sombrillas ya listas?). Tras una serie sucesiva de baños y paradas para fotografiar el (poco) paisaje visible entre tanto bañador, niño gritando, sombrillas y casas plegables, encaré con temor la subida de Vela Blanca. Nunca he conseguido subirla del tirón, y con un calor ya asfixiante, la ocasión no parecía la mejor para intentarlo, pero, aun así, puse toda la carne en el asador y comencé la ascensión con bastante confianza... hasta que, 50 metros más adelante, el desviador se atascó y la cadena se salió. Ritmo perdido; resignación. Tras solventar como buenamente pude el problema (aún sigue renqueando), continué el camino, a ratos pedaleando y a ratos andando.
Tras llegar al Faro (tomando unas buenas panorámicas de la Playa de las Sirenas, por cierto), repuse fuerzas con un bocadillo que me sirvieron en el restaurante El Faro (servicio de 5 estrellas, muy agradables) y coroné la subida de la Fabriquilla del tirón.
Desde Las Salinas hasta las playas cercanas a Cabo de Gata, me encontré en el Infierno; playas atestadas, el olor a pescado frito... Al parecer, han organizado un tramo especial del Rally de España en los caminos de por allí, porque si no, no entiendo qué hacían unos 4 coches derrapando por los trazados para senderistas y ciclistas. Lo digo porque, en uno de esos derrapes, casi me barren del mapa; un Seat Ibiza rojo apareció frente a mí deslizándose de lado por la tierra. Tuve el tiempo justito de pegarme a una valla de madera y ver cómo la parte trasera del coche pasaba a un par de centímetros de mis alforjas. Después del susto y unos cuantos kilómetros peleando con la arena, llegué a Retamar... que, en mi opinión, es donde acaba lo interesante.

La verdad es que me gusta bastante salir el fin de semana y marcarme rutas a mi ritmo, sin prisas por llegar a ningún sitio específico...

1 comentario:

  1. Buenas rutas si señor, te agrego para ir mirando esas rutas a ver si me das ideas, un saludo , encantado.

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