¡Que lo disfrutéis!
La impronta que dejó el dominio musulmán en la ciudad de Almería es algo más que evidente en la parte más antigua de la ciudad que conforman la Alcazaba, la muralla de Jayrán y el entramado de calle estrechas y laberínticas de La Medina.
Vista panorámica de la La Medina desde la Alcazaba de Almería. A la derecha, se pueden observar la Iglesia de San Juan Evangelista y el Cuartel Militar, antiguo emplazamiento de la Mezquita Mayor. |
La construcción de la Alcazaba de Almería comenzó inmediatamente después de que, en el año 950 D.C., Abderramán III concediera el título de medina a la, en ese momento, pequeña población Al-Mariyya Bayana , cuya principal actividad era el comercio marítimo.
Además, conjuntamente al levantamiento de este conjunto defensivo, se rodeó completamente la ciudad con un muralla y se edificó la Mezquita Mayor. Completaban el conjunto el sistema de aljibes de Jayrán, que abastecían de agua a la población transportando el preciado líquido desde el nacimiento de Alhadra.
Parte de los restos de la muralla que rodeaba la ciudad en su vertiente al mar. Bajo éstos, se hallaron restos de una fábrica de salazones de época romana. |
La Alcazaba es, tal vez, el monumento más representativo de la capital almeriense. Su imponente estampa es visible prácticamente desde cualquier punto de ésta.
Rodeada por completo por murallas de entre tres y cinco metros de altura, esta edificación defensiva fue durante siglos el centro de gobierno político, militar y religioso de la ciudad que vivió una de sus épocas doradas.
El conjunto, capaz de albergar en su interior hasta 20.000 personas, se divide en tres recintos distintos que muestran claramente la evolución de la ciudad.
En el interior del primer recinto se levantaban viviendas organizadas en torno a estrechas callejuelas y abastecidas de agua por diversos aljibes.
Asimismo, en este lugar convivían civiles y militares, éstos últimos apostados en lo que se conoce actualmente como el Baluarte del Saliente.
Vista panorámica del interior del primer recinto. Al fondo, el Muro de la Campana de la Vela (o Muro de la Vela). |
Aljibes. El agua llegaba de las fuentes de Alhadra y fue un factor decisivo en la evolución de la ciudad. |
Actualmente, de este esplendor apenas quedan unos pocos restos visibles, pero si queremos hacernos una idea de su tamaño, basta con mirar la Torre de la Odalisca que, a pesar de su nombre, en realidad era parte de la pared del palacio más grande que se erigía en el lugar.
Es en esta parte del complejo amurallado donde, también, se levanta la Casa del Alcaide, levantada en el siglo XX siguiendo una imagen romántica de la Alhambra de Granada.
Panorámica del Muro de la Campana de la vela. A la derecha, la pequeña hermita de estilo mozárabe. |
La Casa del Alcaide de noche. Este conjunto fue levantado bajo una imagen inspirada de la Alhambra de Granada. |
Panorámica de la zona en la que continúan los trabajos arqueológicos. A la derecha, la Torre de la Odalisca que, en realidad, era parte de la pared de un palacio. |
Panorámica del segundo recinto. La explanada en primer plano estaba ocupada por palacios y zonas de lujo levantadas con materiales como mármol. |
En su interior se encuentran varios cañones, centenarias piezas de artillería apostadas allí en caso de ataque.
Exterior del tercer recinto (o el Castillo) de noche. |
Interior del tercer recinto de noche. En la construcción del fondo se guardan las puertas originales de la Puerta de Purchena. |
Cañón apostado en el tercer recinto. Ya en época cristiana, la Alcazaba se convirtió, junto a la Catedral, en los principales bastiones de defensa contra las incursiones de los piratas berberiscos. |
Así, a día de hoy, apenas quedan restos diseminados de ésta en la zona de Pescadería, la Alcazaba y, frente a ésta, en el conocido como Cerro de San Cristóbal, en el cual se levanta una enorme escultura de Jesucristo que domina una preciosa vista de la ciudad.
El Cerro de San Cristóbal y la Muralla de Jayrán. |
Por último, y como símbolo final de la Reconquista, la antigua mezquita mayor de la ciudad fue demolida en parte y sobre el solar resultante comenzó la construcción de la actual Iglesia de San Juan Evangelista.
Los proyectos de convertir la inmensa mezquita (se habla de una capacidad cercana a las 10.000 personas) en una catedral quebraron debido al terremoto de 1522, que asoló la población y tras el cual, el edificio combinó etapas de obras con otras de abandono. Tras diversos avatares (uso militar, bombardeos en la Guerra Civil...), volvió a abrir sus puertas en 1979.
Pero lo que llama la atención sobre esta construcción, y lo que la relaciona con la época de la mezquita mayor, es la conservación del muro de la qibla y el mirhab, datados en el siglo XII, y la integración de dichos elementos en el actual edificio.
Fachada de la Iglesia de San Juan Evangelista. |
Fachada de la antigua Mezquita Mayor en el interior de la iglesia. |
Detalle de la misma pared. |
Altar de la iglesia. |
Ante esta imagen, uno no puede evitar pensar que tanto derramamiento de sangre por ser fieles de una u otra creencia es el mayor absurdo que puede hacer el ser humano.
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